De luces y sombras

Difícil resistirse una invitación abierta como la que propone el artista Juan Manuel McGrath al robarle, a lo que es mutación permanente, un paraje habitable.  Habitable no solo desde un cuerpo que fantasiosamente se deja caer, flota y se sumerge, sino también desde el espejismo que logra con el registro amoroso de los caprichos de las luces y las sombras. Se trata de una pequeña selección de imágenes que forma parte de una colección mayor, integrada por piezas que aún en su visualidad arrogante convocan a otras experiencias sensoriales, táctiles  y desde el cuerpo entero. Convocatoria que interpela a través de las texturas, las humedades, los intersticios y las superficies en las que podemos deambular, como en un desierto inmenso, en el espacio que cabe en la huella persistente de una hoja. McGrath crea universos a partir de fragmentos; totalidades que nos convocan a releer y experimentar en otras escalas, la polifonía del mundo natural. Por ejemplo, en la cercanía con la textura y en los caprichosos patrones de las hojas y del agua, uno puede pensar que se sumerge en el fondo de un mar seco. Las posibilidades que evoca el finísimo trabajo de este artista visual promueven experiencias estéticas muy diversas y son hospitalarias con el visitante que se deja atrapar. Para que esto sea posible, hay que regalarse un tempo distinto y distante del de la saturación visual contemporánea, que es el tempo de la prisa.

 Ángela Godoy  2018