Orgeval

En una pequeña aldea de con tan sólo 80 habitantes, una antigua casa vinícola recibe ahora a huespedes de todo el mundo que desean experimentar la paz de la campiña francesa en un ambiente que remite a un cuento de hadas.

Nathalie, la visionaria mujer que le regresó la vida a esta residencia, se encarga personalmente del paisajismo,  la jardinería, la decoración de los espacios, restauración de muebles antiguos; Todos los muebles, cuadros y objetos decorativos son únicos, y están a la venta.  

El espacioso jardín conserva aún el sistema de terrazas antiguamente usado para el cultivo de viñas, y ahora alberga centenares de rosales, y plantas medicinales  cuidadosamente clasificadas.

Por la mañana, antes de emprender alguna ruta en bicicleta por los lugares emblemáticos de la región, los visitantes tienen la oportunidad de probar las mermeladas más famosas del pueblo, por supuesto preparadas por Nathalie.